Si vas caminando y cada vez que tragas saliva te duele la garganta, si te tuerces un dedo jugando a baloncesto, si juegas a la consola hasta que te duele la muñeca, sentirás dolor en estas partes del cuerpo. Son situaciones diferentes que tienen algo en común: todas provocan la expresión ¡Au! Cuando te dañas el cuerpo o algo va mal, los nervios envían millones de mensajes al cerebro que explican lo que ocurre y entonces el cerebro lo transmite en dolor.
El dolor puede ser una señal del cerebro que indica que alguna parte del cuerpo necesita atención. Notar dolor nos permite cuidar el cuerpo y evitar dañarlo en un futuro. Si no pudiéramos sentir que nos hemos torcido un dedo, seguiríamos jugando a baloncesto y posiblemente nos haríamos más daño. Si no empiezas a sentir dolor en la muñeca al jugar a la consola no notarías que te la rompes y entonces te dolería de verdad. Y ese dolor de garganta es una señal de que hay que ir al médico para tratar la infección y no tener más problemas.
Los médicos y otros profesionales de la salud utilizan el dolor del paciente como una herramienta para averiguar lo que les ocurre. Un médico puede preguntar si hay algo que te duele, puede preguntarte cuándo se inició el dolor, si te duele cuando te mueves o cuando permaneces quieto en un lugar o si hay algo que aminore el dolor. Las respuestas a estas preguntas ayudan al médico a averiguar el origen del dolor y así decidir el tratamiento que hay que seguir.
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