Si alguna vez has oído el ruido de una puerta o rueda que chirría, ya sabes cuál es el sonido que emite una cosa cuando necesita lubricación. Lubricar significa facilitar el movimiento de algo evitando el roce entre las partes que componen ese elemento. En el caso de un objeto chirriante, la gente normalmente pulveriza un tipo de aceite específico en los elementos que rozan para que estos se muevan con facilidad. Pero en el caso del cuerpo humano, no encontrarás ningún producto en ningún almacén que cumpla esta función: ¡sólo el agua!
El agua es el elemento encargado de mantener la libertad de movimientos de los diferentes componentes, dado que constituye la parte más importante del componente que lubrica las articulaciones del cuerpo humano. Denominamos articulación a aquella parte del cuerpo en la que los huesos se unen, como las rodillas o los codos. Intenta estirar la pierna o doblar los dedos – ¡es fácil cuando tienes agua que te ayuda!
El agua es también el principal ingrediente del moco, esa sustancia viscosa que hay en los ojos, en la nariz, en la garganta y en muchas otras partes del cuerpo humano, como el estómago. A veces, cuando estamos resfriados y tenemos la nariz congestionada, desearíamos no haber oído nunca hablar de los mocos. Pero la verdad es que necesitamos esta sustancia para mantener las diferentes partes del cuerpo lubricadas para que éstas puedan funcionar como es debido. Y lo mismo sucede con la saliva, también denominada esputo. La saliva está constituida en su mayor parte por agua, y mantiene lubricada la boca, así como otras partes del aparato digestivo.
El agua y el movimiento
Al digerir los alimentos, la comida es transportada a través de los intestinos. Al final del trayecto, aquella materia que el cuerpo no necesita se dispone para ser eliminada en forma de desecho, proceso denominado excreción. Y si presientes que el agua es el ingrediente que pone en marcha el proceso, ¡estás en lo cierto! Imagina que tienes un tubo relleno de pedazos de pan e intentas empujar con los dedos el pan a través del tubo para que salga por el otro extremo. Ahora imagina ese mismo tubo, con los mismos trozos de pan – sólo que esta vez el pan está un poco húmedo. ¿Crees que te sería más fácil empujar el pan ahora que hay agua en el interior del tubo El agua ayuda a los intestinos a realizar su función con mayor eficiencia al mantener los alimentos húmedos.
¿Y si hubiese más pan en el interior del tubo, pero apenas hubiese agua Pues bien, si alguna vez has sufrido de estreñimiento, se trata de algo muy semejante. Estreñimiento es el funcionamiento inadecuado de los intestinos que se caracteriza por la sequedad y rigidez de los mismos – los alimentos no pueden pasar a través de ese “tubo” del cuerpo humano que denominamos intestino grueso. Esa es la razón por la que el agua es efectiva en la prevención del estreñimiento, dado que aporta más líquido y mantiene los elementos en movimiento a través del intestino.
El agua y el mantenimiento de la temperatura del cuerpo humano
La temperatura del cuerpo humano ronda los 36.5 grados. Pero cuando hemos estado corriendo o practicando ejercicio y el tiempo es cálido, podemos llegar a sentir mucho calor. Y a veces ni siquiera es necesario hacer ejercicio – si el tiempo es lo suficientemente cálido, podemos tener calor incluso si estamos quietos en una silla.
Y en este punto es donde el agua interviene, al refrescarte con el sudor. Cuando el cuerpo humano genera mucho calor, el organismo expulsa agua a través de la piel en forma de sudor, que se evapora en el aire. (Denominamos evaporación a la transformación de un líquido en vapor – como cuando el agua entra en ebullición y se convierte en vapor). El sudor, al evaporarse, refresca la piel, y ésta, a su vez, refresca la sangre. Cuando la sangre se refresca, todo el cuerpo se refresca.
¡Repón esa agua!
Como puedes ver, el agua desempeña un papel fundamental en el funcionamiento del cuerpo humano. Por eso es importante proporcionar al cuerpo el agua que necesita para desempeñar las distintas funciones. Un día normal, el cuerpo humano pierde entre dos y tres cuartos de agua (más o menos la misma cantidad que pueden contener 12 cartones de leche) simplemente a través de la orina, del sudor, de la excreción, y debido al resto de procesos para los que tu cuerpo utiliza agua aunque tu no puedas verlo. Y un día que haces ejercicio físico y sudas mucho, tu cuerpo puede incluso llegar a perder más agua. Por eso es importante reponer el agua perdida.
Es sencillo reponer esa agua, ¡basta con comer y beber! La mayor parte de los alimentos contienen agua, especialmente las frutas y verduras. Si te gustan las uvas, la sandía, las naranjas o el melón, tienes suerte: estas frutas son deliciosas y contienen una cantidad muy importante de agua. Y si queremos más agua, ¡a comer lechuga, pepinos y apio se ha dicho!
Pero no puedes depender de los alimentos únicamente para reponer el suministro de agua, y precisamente por eso beber agua cada día también es una idea extraordinaria. Tal vez hayas oído a alguien decir que la gente necesita beber de seis a ocho vasos de agua al día. Dependiendo de la cantidad de agua que obtengamos a partir de los alimentos y otros líquidos, tal vez no sea necesario beber tanto. Si comemos mucha fruta y verdura, o nos gusta tomar una sopa cada día, ya obtenemos parte del agua que nuestro cuerpo necesita. Sin embargo, beber agua es sano – y aunque no necesitases beber seis u ocho vasos, el agua no contiene calorías, por lo que no importa la cantidad que bebas.
¿Pueden otros líquidos que nos gustan ayudarnos a reponen el agua perdida La leche semidesnatada y el zumo son buenas opciones. Prueba mezclar agua con zumo y obtendrás una combinación deliciosa. Bebe limonada y leche con cacao. De vez en cuando tampoco está de más tomar gaseosa, pero no tomes estas bebidas con demasiada frecuencia, porque, por norma general, contienen altas dosis de azúcar y cafeína. La cafeína es un diurético, lo que significa que hace orinar más – y esto no es de gran ayuda si lo que intentamos es reponer el agua que el cuerpo ha perdido, ¿de acuerdo Otra cosa importante que no debemos olvidar cuando bebamos estos líquidos es que casi siempre contienen calorías. Beber demasiado – a menos que se trate de agua – puede aportarnos demasiadas calorías y hacer que engordemos.
Si estás haciendo ejercicio y sudas, beber agua es doblemente importante. Cuando sudamos mucho, el cuerpo pierde más agua de la normal. Cuanto más ejercicio físico realicemos y más sudemos, más agua necesitaremos beber. Cuando hace calor o el nivel de humedad es alto, es aún más importante si cabe beber agua, porque el riesgo de sufrir un agotamiento debido al calor es mayor. Te damos unas recomendaciones sobre la cantidad de agua que deberías beber antes, durante y después de realizar ejercicio físico:
- 1- 2 horas antes de hacer ejercicio: un vaso y medio aproximadamente de agua
- 10- 15 minutos antes de hacer ejercicio: un vaso y cuarto de agua aproximadamente.
- Mientras hacemos ejercicio: medio vaso aproximadamente.
- Después de hacer ejercicio: uno o dos vasos; Si hace mucho calor, quizá la sed te haga beber incluso más.
Cuando practiques algún ejercicio, no esperes a tener sed para beber. ¿Alguna vez se te ha secado muchísimo la boca y te has sentido sediento de repente Eso ocurre porque tu cuerpo ya necesitaba agua e intentaba avisarte sustrayendo agua de las glándulas salivares (estas glándulas son las encargadas de la producción de saliva o esputo, sustancia que está constituida por agua, ¿lo recuerdas). De manera que sentías que tu boca estaba seca, y fuiste a beber algo. Sin embargo, es mucho mejor beber cuando no tenemos sed – nos sentiremos mejor y tendremos más energía.
El agua es fantástica – ayuda a todas las células de nuestro cuerpo, mantiene las distintas partes del cuerpo en movimiento y funcionamiento, ¡incluso nos refresca cuando lo necesitamos! Mantén tu cuerpo sano bebiendo a todas horas los líquidos que necesita, y especialmente cuando hagas ejercicio. Teniendo agua a tu disposición, ¡no hay duda de que te sentirás mega-H20-genial!
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